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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Excusas, tan sólo excusas

DEJÉMONOS DE CUENTOS
LAS COSAS CLARAS.

Si un hombre no te llama, es porque no quiere llamarte, si no te invita a salir, es porque no quiere verte, si te trata como si fueras una mierda, es porque le importas una mierda, si te traiciona, es porque no le gustas bastante, si te deja ir es porque no quiere estar contigo.

Es que no estoy listo, es que tú eres la mujer de mi vida pero, es que ahora no es el momento, es que no sé, es que tengo que organizar mi vida, es que si pero no, es que, es que, es que.

Es que ¿Qué?, ¡es que no quiere! Vivimos  siguiéndoles su jueguecito de confusión y victimación porque “pobrecitos, el me ama pero yo lo entiendo”.

Dejemos una cosa clara: Cuando un hombre quiere estar con uno, ¡ESTA! Así de fácil. Sin tantos enredos, sin tantas mentiras, sin tantas excusas.

Cuando un hombre se derrite por ti, puede que le de miedo, claro que sí, pero lo enfrenta porque no va a arriesgarse a perderte.

Deja de ser tan Madre Teresa de Calcuta, justificándole cada rechazo, cada desplante y cada excusa. Ponte TÚ en un primer lugar.

No necesitas a alguien que no sabe lo que quiere, que no ve lo mucho que vales, que no ve todo lo que puedes aportar a su vida.

Por favor, no quieras intranquilidad, dudas y desprecio envuelto en explicaciones sin sentido. Tú mereces, MERECES un hombre que sepa qué tiene enfrente, que te valore y se esfuerce cada día por ti.

Deja ya de romperte las uñas por algo que probablemente no va a ser tan bueno como tú piensas y date la oportunidad de recibir todo lo que mereces con un hombre que si te quiera.

RECUERDA: No existe hombre asustado o confuso.

Tampoco existe hombre trágicamente afectado por el pasado, ni hombre necesitado de ayuda.

Los hombres se dividen solamente en dos categorías: los que te quieren y los que no.

Todo el resto es una excusa.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Se necesita valor para amar a una mujer con carácter!

Vivimos en una época en donde la mujeres hemos dejado de ser sumisas y resignadas, en donde ya no nos permitimos ser el sexo débil, al contrario, somos aguerridas, valientes, fuertes y muy entregadas. Mujeres que ya no queremos ni estamos dispuestas a permitir abusos, maltratos y faltas de respeto. Mujeres intensas que representan un verdadero reto para los hombres, porque ellas tienden a anteponer ciertos aspectos de su vida como prioridad.

Sí, se necesita mucho valor, perseverancia y amor para amar a una mujer fuerte y con carácter, y no es que llevemos a cuesta un escudo o espadas para defendernos, porque no somos mujeres rencorosas y vengativas que venimos luchando, desquitándonos y haciendo daño a quien se nos pone de frente. Hablo de otro tipo de fortaleza que viene de un estado más profundo de madurez : la de haber sufrido grandes caídas y grandes desengaños. Pues para levantarse, curar las heridas, continuar y no volver a caer en el mismo error, se necesita inteligencia y mucho amor… amor propio.
Mujeres con historia, difíciles de comprender, porque son esas historias que las han hecho fuertes y con carácter. Porque es a base de golpes que han aprendido a amarse y valorarse, a defender sus valores y sus principios y su comportamiento y, sobre todo, han aprendido a no basar su confianza y su autoestima en la aprobación de los demás, porque saben que su vida la han creado ellas mismas con sus elecciones, correctas o no. Pero eso sí, siempre dispuestas a aceptar sus errores y redimirlos, a crecer y evolucionar.

Es cierto que muchas veces parecieran mujeres frías, que no muestran fragilidad, a las que es difícil sorprender, pero en realidad, son tan frágiles como la que más, es sólo que saben controlar esas emociones, las conocen a la perfección y las identifican de manera muy inteligente, pero se las reservan para ellas mismas. Saben hacer introspección y detectar el mensaje de esas emociones, pero también saben mantener la cabeza fría.
Para amar a una mujer fuerte y de carácter, se necesita mucho valor porque es una mujer que quizá, a veces, tampoco sabe lo que quiere, pero al menos, sabe perfectamente lo que no quiere en su vida. Es segura de sí misma y siempre se da su lugar, porque para ella, su vida y sus intereses, son prioridad. Y no, no confundas, no es egoísmo ni soberbia, es sólo que está tan orgullosa de lo que es y tan satisfecha con su vida, que no se permite ponerse en manos de otras personas.

Se necesita mucho valor para amar a una mujer fuerte y de carácter porque son luchadoras, competidoras y conquistadoras. Y comprende perfectamente los riesgos de la vida, sabe que ser feliz es atravesar límites, abrir la mente a lo diferente, romper prejuicios y creencias a las que la han atado la sociedad. Sabe que la vida es una gran aventura, y que como tal, merece ser vivida con intensidad.

Si quieres amar a una mujer fuerte y con carácter, tienes que tener mucho valor, porque con ellas es diferente, con ellas se crece, se combate, ya que nunca se rinden, ya sea que pierdan o que ganen. Para ellas no hay nada más emocionante que desbordar tus límites y provocar constantemente tu fuerza.
Para amar a una mujer así, necesitas ser valiente, porque regularmente, vienen cargadas de pasado, con el corazón un poco rasguñado, algunos fantasmas silenciosos y cicatrices que son su principal testimonio de vida, y tendrías que aceptar, no temer, reprochar ni dudar de su pasado.
No es fácil amar a una mujer fuerte, porque ellas ya no se conforman con relaciones pasajeras. Esperan compromiso y honestidad porque están más que dispuestas a devolverlo con la misma pasión que aplican a cualquier otro aspecto de su vida. Y son tan leales, que no habrá nadie más digno de tu confianza, que una mujer así. Y es que si ella decide que te quiere en su vida, te lo da todo, hasta su alma.

Amar a una mujer fuerte y de carácter es todo una aventura, pero si no tienes el valor, no la retes, no la provoques, porque al final, sólo te quedará el arrepentimiento de no haber sabido estar a su altura.


 
Autor k. M


martes, 29 de noviembre de 2016

Disculpe.... Quiero hacerle el amor!

¡Usted me gusta! ¡Usted me encanta! y Yo a usted… ¡Le deseo!
¡No se espante ni baje los santos del cielo! No sea como los demás que se espantan de sus deseos. Prefieren callarlos por parecer pulcros de pensamiento ante una sociedad que juzga a todos los demás, pero nunca se juzgan a sí mismos. No se equivoque, no soy una cualquiera, simplemente soy libre de mente y alma, soy un ser humano a plenitud y negarme que ansío su cuerpo desnudo junto al mío, sería tanto como faltarme a mí misma.

Irremediablemente me gusta desde el primer momento en que lo vi. Desearlo fue sólo cuestión de tiempo. Es usted atractivo y ardiente. Es libre del mismo modo que yo, así que el daño en esta relación es nulo.
Sé que siente lo mismo. No puede negar su mirada un hecho profundo, también usted tiembla cuando piensa en mí, usted también erotiza mi imagen en sus pensamientos dulces, pensamientos sucios; usted también me ha hecho el amor en sus sueños. Cuando estamos cerca nuestras mentes divagan. Y para serle más franca, me encantaría besar esos labios suyos e incitarle a pecar.  Robarle un beso que capture de usted ese temor y lo recicle en pasión. Para que desate su deseo y complazca su cuerpo y la sed de placer que hace tiempo no siente. Que me haga suya a su gusto, manera y con libertad.
Nuestra naturaleza propia alza su voz y es necesario que sepa que no descansaré hasta al fin seducirle. Yo voy a ser suya y usted será mío. Lo que nazca después o no, será el resultado de rendirnos a nuestros carnales deseos. Sin temor sin pudor yo quiero hacerle el amor.
Puede ver que soy honesta con usted. Los días en su presencia son candentes y las noches en mis sueños, son un volcán en erupción. No voy a callar mi deseo, no voy a negar mi deseo. ¡Y usted tampoco lo hará! Que entregarnos el uno al otro es parte de experimentar.
Puedo estar bien o no, ¡Cómo saberlo! Dios juzgará mis acciones y mientras ello pase, yo lo quiero en mi cuerpo. Quiero hacerle el amor.

Dulces sueños para usted… Sueñe conmigo y hágalo bien. Yo lo estoy esperando.

Por: Edith Neri

Excusas, tan sólo excusas

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